Cap 19 Dulce ironía

La joven salió a las ocho de la biblioteca y, efectivamente, se encontró con Graham en la puerta de la misma, aguardándola.

Sharon sonrió y dijo:

-No esperaba que al final vinieses.

-Ya ves, cumplo con lo que prometo.

Los dos empezaron a caminar calle abajo.

-¿Por qué me has invitado realmente a salir esta tarde?-inquirió Sharon.

-Ya te lo dije antes. ¿Por qué piensas que puede ser sino es por eso?

A la chica se le pasó algo por la cabeza, pero sonrió y se limitó a contestar que no lo sabía, que dejasen ese tema.

Ambos fueron en bus hacia el centro de la ciudad, donde se sentaron en una cafetería muy conocida. 

-Bueno, Sharon. ¿Estudias o trabajas?

La joven empezó a reírse de la pregunta.

-¿Cómo que si estudio o trabajo? Obviamente trabajo, al menos por ahora. ¿Y no venías a explicarme cómo se usaban esos ordenadores prehistóricos? 

-Eh...¿en serio te dije eso y me creíste?

Sharon abrió la boca. 

-¡Me mentiste!-le recriminó intentando reprimir una sonrisa que luego se convirtió en carcajadas.

Ella no se podía creer lo que estaba haciendo. Estaba coqueteando con un completo desconocido que había utilizado una escusa barata para quedar.

-¿Y tú? ¿A qué te dedicas?-preguntó Sharon con una ceja enarcada.

Él se quedó pensativo.

-Mm...soy un narcotraficante malvado y tengo una mafia de la cual soy el jefe-respondió intentando estar serio.

Sharon y él se echaron a reír al instante.

-¡En serio!-bromeó él.

Luego rectificó.

-Estudio ingeniería industrial-confesó.

-Wow, eso es genial. 

Se pasaron el resto del tiempo charlando de sus gustos y bromeando.

Lo que Sharon no esperaba era ver a Damián entrando en la cafetería y mirándola con mala cara, enfadado.

-¿Quién es ese?-preguntó señalando con el dedo a Graham.

Sharon no sabía donde meterse. Estaba realmente avergonzada por lo que estaba pasando y lo que sabía que iba a suceder.

-Es un amigo-contestó.

-¿Un amigo? ¿En serio? Me tomas por tonto, ¿cómo va a ser sólo un amigo?

-Tranquilo, colega-dijo Graham.

-¡Yo no soy tu colega! ¡Y ella es...!

Sharon le interrumpió roja de rabia:

-¡Tu amiga, sólo tu amiga, así que no sé qué demonios estás haciendo!

Graham se mantuvo callado observando cómo los dos jóvenes se miraban con desafío.

-El otro día me diste a entender otra cosa. ¿Es que eres una pu..?

-¡¿Una qué?!-gritó la muchacha.

-Déjalo.

Entonces Graham intervino lo más educadamente que pudo.

-Sharon, vámonos. Tu amigo se está pasando un poco.

Ambos se levantaron, Sharon avergonzadísima, pagaron al camarero, que observaba la escena como todos los demás presentes y se fueron, con Damián gritando detrás de ellos. Entonces ambos no tuvieron más remedio que llamar a un taxi que pasaba por allí para perder de vista al muchacho.

-Siento mucho que hayas tenido que presenciar...-comenzó Sharon, llorando de vergüenza.

-No importa, tranquila-musitó Graham, secando las lágrimas de la chica.

Los dos se miraron fijamente, se acercaron lentamente y acabaron besándose.